Y de pronto ese sabor amargo
regresa a mi boca una vez más. De por si he estado enferma de la garganta, y
con esto. Siento casi que vomitare. La bilis.
No puedo creer como alguien piensa
que no me importa, cuando ni siquiera he cenado de la preocupación, y tal vez dirán:
“¿Qué de malo tiene no cenar?”, bueno, pues que yo siempre ceno… Y ceno muy
bien.
Y es que últimamente mi mente ha
estado dando una y mil vueltas, sin encontrar el preciso lugar donde aterrizar,
donde alojarse… pienso tanto que duré con dolor de cabeza casi una semana. Todo
va mal, y de repente se compone y entonces de repente todo vuelve a ir mal… no
se a donde llegaremos, que pasara ni que haremos o como le haremos.
Y sigue pensando tal vez que no me
importa, pero me importa, y mucho más de lo que se pueda imaginar, que soy
capaz de no cenar todo un mes, o todo añó quizá…
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